El mundo moderno es un gran bazar internacional. Sin movernos demasiado podemos cenar sushi japonés, fumarnos con los amigos una cachimba, originaria de los países árabes o bailar bachata, de la República Dominicana, en un local de moda. Algo, que en mi opinión, acerca a las culturas de todo el mundo y nos enriquece como sociedad.
Las shishas o cachimbas son elementos de socialización de oriente medio y el norte de África, que han irrumpido en nuestro ocio, como lo han hecho expresiones culturales de otras partes del mundo.
En los años 80 del siglo pasado, el ocio y la cultura estaban hegemonizadas por el mundo anglosajón. Ir a comer a un McDonald’s era el mejor plan posible. En cualquier pub o discoteca ponían pop británico (Pep Shop Boys, Duran Duran). Fumar tabaco rubio americano era un signo de distinción (Malboro, Camel, Lucky Strike). La gente acudíamos al cine a ver la última película de Tom Cruise, “Top Gun” o la de Michael J. Fox, “Regreso al futuro.”
Aquello parecía el estilo de vida al que íbamos encaminados. Intentábamos parecernos a lo que salía en las películas americanas, en las series de televisión y en la publicidad. Si lo conseguíamos éramos los más modernos de todos.
Con la llegada del siglo XXI se ampliaron nuestros horizontes. Expresiones culturales de otras partes del mundo dejaron de ser curiosidades exóticas para integrarse en nuestro ocio cotidiano. Quizás todo empezara con la comida. Ya sabemos que el estómago tira mucho y comer es un placer.
Pocos años antes se empezaron a hacer populares los restaurantes chinos. Detrás de ellos vino la comida italiana, tal y como se hace en Italia, la cocina mexicana, la cocina japonesa y un largo etc. Poco a poco, otras opciones de ocio que sobrepasan lo culinario, fueron integrándose en nuestras costumbres.
Vamos a hablar de tres de ellas, que se están arraigadas en nuestra forma de divertirnos. Son un mero ejemplo, puesto que podríamos hablar de muchísimas más.
Fumar en cachimba.
El uso de las cachimbas tiene unos 400 años de historia. Algunos ubican su origen en la India, mientras otros lo localizan en Persia, el actual Irán. Lo cierto es que se popularizó rápidamente por todo el mundo árabe debido a la prohibición expresa de consumir alcohol por parte del Corán.
La web de difusión cultural shisha.com indica que fumar en cachimba solía ser un acto social que reunía a familiares y amigos para pasar una velada agradable. En esas reuniones se servía té y café acompañado con dulces y pasteles.
Para prepararla había que seguir todo un ritual. Los carbones, que se colocaban sobre la cazoleta del tabaco, no se podían encender con una vela y la cachimba debía estar más baja que la altura de los fumadores sentados. La pipa de agua solía ser una reliquia familiar que se traspasaba de generación en generación. Un artilugio fabricado por artesanos, repleto de detalles y vivos colores.
En el siglo XIX las cachimbas se trasladan a los cafés y teterías. En Estambul todavía existen unos cafés culturales llamados Kulturnargilecafe, donde los clientes acuden a beber té o café y jugar al backgammon o realizar otras actividades típicas. Los grupos se sientan en pufs, en el suelo, alrededor de una pipa de agua. El local ofrece un menú donde los clientes pueden elegir el tipo de tabaco que desean fumar, con distintos sabores tales como manzana, limón, naranja, café o capuchino.
El tabaco para fumar en cachimba estaba preparado por artesanos. Es un tabaco muy diferente al que fumamos en cigarrillos. Se trata de finas hojas de tabaco lavadas, mezcladas con melaza y aromatizadas con productos naturales.
Por todas las ciudades del norte de África se extendieron este tipo de cafés. Eran lugares de reunión para los hombres. Una alternativa de ocio para reunir a los amigos. Igual que en España solíamos quedar para tomar cañas, en el Magreb era habitual que los grupos quedaran para fumar en shisha.
Algunos restaurantes árabes que se ubicaron en Europa empezaron a ofrecer el servicio de fumar en cachimba. Se volvió tan popular, que hasta locales de ocio nocturno y discotecas empezaron a preparar sus propias cachimbas, para atraer más público y presentar otra opción de ocio.
Como nos indican los distribuidores de Bloom Shisha, una tienda de cachimbas por internet, gracias al auge del comercio electrónico, cualquier persona puede prepararse una cachimba a su gusto en casa, sin necesidad de buscar tiendas especializadas donde adquirir los productos.
Comer Kebab.
El Kebab es una forma antiquísima de cocinar carne originaria de Turquía. La palabra en turco significa carne asada. El precedente lo podemos encontrar en el Sish Kebab, una carne adobada atravesada por un pincho y asada a la parrilla. A nosotros nos llegó con el nombre de pincho moruno.
Se dice que el origen de asar la carne en una barra metálica procede de la invasión de Anatolia por parte del imperio otomano. En aquella guerra, los soldados turcos pinchaban la carne en sus espadas y la asaban en hogueras. Por falta de platos, se servía encima del pan.
Cuentan en el blog de la empresa fabricante de salsas Chovi que el origen del kebab moderno se remonta al siglo XVIII, cuando los cocineros turcos ven las ventajas de cocinar la carne en vertical, en lugar de horizontal. De esta forma, la grasa no caía sobre el fuego.
El cocinero Iskander Efendi revolucionó la forma de hacer kebab. Cortando la carne en tiras muy finas que iba ensartando en un hierro embadurnando con mantequilla. Hoy uno de los platos más típicos de la cocina turca lleva su nombre. El Iskander Kebab. Un plato de carne asada, cortada a cuchillo acompañada con salsa de tomate, salsa de yogur y un pan fino llamado pide.
El kebab ha ido evolucionando en diferentes formas de preparación: el Döner Kebab, que significa “carne asada rodante” y el Durum Kebab, carne asada enrollada. El kebab llega a Europa en los años 70, con la emigración turca a Alemania, y se hace muy popular en todo el continente a finales del siglo pasado. Con establecimientos de comida para llevar especializados en su preparación.
Hoy los pinchos de carne no los preparan los cocineros, fileteando cordero o ternera, sino que hay fábricas que los elaboran de forma industrial. Los congelan y se los sirven en bloque a los restaurantes, para que ellos los asen en sus hornos eléctricos.
El Kebab se ha convertido en uno de los referentes de comida rápida en Europa y en España, desbancando a las cadenas de restaurantes americanos que dominaban el sector.
Bailar Reggaetón.
Nadie podía pensar hace 20 años que las pistas de baile de medio mundo las iban a dominar los ritmos latinos. Nos guste o no este estilo, se trata de una de las músicas más escuchadas por el grueso de la juventud, y más bailada en los locales de ocio.
Cuenta el Chombo, popular youtuber y productor de música urbana latina, que el reggaetón no surge de la noche a la mañana, sino que hay todo un proceso de casi 40 años hasta conformar el sonido.
El punto de partida se sitúa en las Sound System jamaicanas y en las sesiones de rap callejero de Harlem, en Nueva York. Las Sound System eran discotecas móviles que se instalaban en una plaza de una ciudad de Jamaica y con ellas se conformaba una fiesta. Se trataba de furgonetas o camionetas, en las que el Disc Jockey pinchaba discos de reggae y luego hablaba por un micrófono para animar a la gente. Aquellas fiestas eran más baratas que contratar a un grupo de músicos.
En Harlem sucede un fenómeno similar. En las calles, un diskjockey va pinchando y mezclando discos, mientras un animador, llamado M.C. (Maestro de Ceremonias), rapea sobre la música calentando a la audiencia.
A finales de los años 80, en Panamá se empieza a cantar reggae en castellano con letras picantes. El cantante Renato es uno de sus precursores. Sus canciones no hablan de temas sociales, sino más bien de chicas y de playa. Su música se basa más en el Dance Hall que pinchan las sound system, que en reggae de Bob Marley. En 1997, la cantante panameña Lorna sorprende al mundo con su canción “Papi Chulo”, escrita y producida por el Chombo. El reggae panameño ya ha adquirido una identidad propia, que pocos aprecian en él, la referencia jamaicana.
A finales del siglo pasado, en Puerto Rico y Panamá, se integra en este tipo de música el rap y se asienta como base rítmica el daembow. El ritmo de la batería y bajo del dance hall jamaicano, que gracias a los avances tecnológicos se consigue sintetizar.
Entre la década del 2010 y el 2020, el reggaetón se hace enormemente popular. Por su ritmo contagioso y porque es más fácil de producir para las discográficas que la música hecha por una banda.
El uso de la cachimba, junto a otras expresiones como el kebab o el reggaetón, son elementos identitarios de gran parte de la juventud. Un reflejo de que el mundo se está abriendo, que es cada vez más integrador.