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La medicina estética gana terreno ante la cirugía

No hace muchos años, las mamoplastias (aumentos de pecho), las liposucciones, rinoplastias y otros tratamientos de cirugía estética eran el nova más en el sector de la belleza y la estética. Mujeres y hombres de todo el mundo se sometían a este tipo de operaciones, bien para eliminar ciertos complejos o simplemente para verse más jóvenes o más guapos frente al espejo. Cabe destacar, que las operaciones de estética por temas de salud también son una realidad, como las reducciones de pecho que se practican con el fin de evitar dolores de espalda a mujeres que tienen demasiado peso o como las rinoplastias que mejoran la respiración de pacientes con tabiques desviados u otros problemas derivados de accidentes y otras enfermedades. Pero mayoritariamente hablábamos de operaciones de estética por la estética.

Hoy en día, estás operaciones siguen estando al pie del cañón, con nuevas y mejoradas técnicas, pero también contamos con tratamientos de medicina estética, mucho menos invasiva que la cirugía, que parecen estar ganándole terreno a esta última en todos los sentidos.

Diferencias entre medicina y cirugía estética

Según el conocido medio digital nosotras.com, las principales diferencias entre medicina estética y cirugía son el lugar donde se realiza el tratamiento y le tipo de anestesia. La cirugía se lleva a cabo en un quirófano y necesita anestesia general, al menos en la mayoría de las ocasiones. La medicina estética, sin embargo, o no necesita anestesia o solo es necesaria la anestesia local de una determinada zona, y no se lleva a cabo en un quirófano, sino que en la misma consulta del médico o en una sala específicamente utilizada para ello, puede realizarse el tratamiento.

Beyou Salud, está clínica estética en Murcia, asegura que la mayor demanda de tratamientos de medicina estética la tienen en el sector de la remodelación corporal y el rejuvenecimiento facial y destacan los tratamientos contra las varices, la celulitis, el bótox y el ácido hialurónico como los de mayor tendencia actualmente.

Los 4 tratamientos faciales de mayor auge

Dentro de la medicina estética, hay cuatro tratamientos faciales que están causando sensación entre nuestra sociedad, toxina botulínica, ácido hialurónico, bioestimulación facial con plasma rico en plaquetas e inyecciones de vitaminas.

Toxina botulínica: esta molécula, más conocida como bótox, consigue bloquear la placa motora del musculo en el que se inyecta y mejorar las arrugas dinámicas reeducando ciertos gestos que suelen provocar duchas arrugas como, por ejemplo, fruncir el entrecejo. No se trata de un tratamiento permanente, por lo que a los 6 meses, aproximadamente, es necesario realizar otro tratamiento para mantener los efectos conseguidos con el primero

Ácido hialurónico: se trata de un relleno biocompatible y degradable que puede usarse en diferentes tratamientos gracias a sus múltiples densidades. Con esto, lo que se consigue es reponer el volumen en lugares donde lo hemos perdido, como labios, pómulos, y orejas. También suele ser muy efectivo luchando contra la flacidez, y gracias a sus propiedades rehidrata la piel mejorando así las arrugas estéticas. Sus efectos tienen una duración de entre 6 y 16 meses.

Bioestimulación facial con plasma rico en plaquetas: lo que se hace es inyectar plasma rico en plaquetas en ciertas zonas del rostro para que estas liberen factores de crecimiento quienes, a su vez, mejoran la calidad de la piel ayudando a regenerarla. Suele inyectarse mediante mesoterapia y cánula y su duración varía entre los 4 y 6 meses, dependiendo de la edad y el estilo de vida.

La mesoterapia, para aquellos que no lo sepan, es una técnica basada en microinyecciones de medicamentos.

Inyecciones de vitaminas: es como un cóctel molotov cuya explosión llena de vitaminas nuestra epidermis facial. Normalmente estos cócteles suelen contener ácido hialurónico, DMAE, vitamina C y silicio entre otras vitaminas, y también se aplican en forma de mesoterapia, como la bioestimulación facial con plasma rico en plaquetas. Lo que conseguimos con estas inyecciones es rehidratar la piel facial y mejorar su textura al tiempo que cerramos los poros y conseguimos luminosidad. La sesión se suele terminar con una terapia LED y, con una sola sesión, conseguimos un efecto en nuestra piel que tiene una duración variables de entre 1 y 2 meses. Quien busca un efecto más largo suele optar por realizar de 2 a 3 sesiones separadas en un espacio de tiempo de mes y medio, así conseguimos una duración que varía entre los 6 y 8 meses.

Lógicamente, aunque con sus riesgos, todos estos tratamientos tienen muchos menos efectos secundarios que la cirugía estética y, por eso, parece que nuestra sociedad está decantándose más por ellos que por las tradicionales operaciones. ¿Y tú, qué tratamiento te harías?

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