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Dime lo que comes y te diré qué salud tienes

Es curioso que ahora estemos todos dando tanta importancia a lo que comemos cuando hasta hace unos años eran muy pocos los que estaban realmente preocupados por ello. No es que ante no fuera importante, es que la conciencia social no iba por esos lares, así de sencillo. Y no digo esto porque no lo vea bien, de hecho me parece maravilloso que por una vez en la vida demos paso a una moda sana en lugar de a una tendencia que puede llegar a perjudicar a más de uno o de una.

Aún recuerdo cuando, hace un par de años, se puso de moda eso de hacerse fotos en la playa con el bikini, o en pantalón corto, mostrando los muslos y el paisaje de fondo, para demostrar que cuando cerramos las piernas queda un hueco entre ambos muslos. Esta moda causó estragos entre los más jóvenes porque hay quien, por constitución, por muy delgado que esté, jamás tendrá ese hueco a no ser que hablemos de sobrepasar los límites de la salud. Y como esta moda, muchas otras que han causado mucho daño.

Ahora, que la moda sea hacer deporte y cuidar nuestra alimentación me parece una auténtica maravilla, sobre todo de cara a la educación de la juventud y de los más pequeños de la casa. ¡Alejemos los bollos de chocolate de los niños y fomentemos las meriendas sanas! Y si quieren algo dulce, que prueben una buena fruta de temporada que están deliciosas.

Tal vez, el lado más amargo de esto sean los extremos, pero el problema es que el extremismo (en cualquiera de sus variantes) siempre va a traernos cosas malas, ya hablemos de ideologías, religiones e incluso comida sana. En este caso, el extremo del que debemos huir se llama Ortorexia.

La ortorexia es una obsesión o preocupación extrema por la salud, centrada en comer lo más sano posible, que puede convertirse en un serio trastorno. Las personas afectadas experimentan sentimientos muy marcados hacia los alimentos. Para ellas, un producto conservado es «peligroso», «artificial» un alimento producido industrialmente, «saludable» un producto biológico… Además, se ha comprobado que sienten un fuerte deseo de comer cuando están nerviosas, emocionadas, felices o culpables. Las personas que sufren ortorexia acaban por centrarse casi exclusivamente en lo que comen; la comida es el centro de sus pensamientos y de su vida. Generalmente rechazan la carne, las grasas, los alimentos cultivados con pesticidas o herbicidas y los que contienen sustancias artificiales. Pero su obsesión por comer sano va más allá y se preocupan incluso por la forma de preparación de su comida y los recipientes en que los cocinan. Dedican mucho tiempo a la planificación de los menús y a la preparación de los alimentos. Cada pequeña transgresión alimenticia se acompaña de sentimientos de culpabilidad y frustración cada vez más fuertes.

Quiero dejar claro este punto porque es importante saber que cualquier opinión, cualquier idea, cualquier costumbre, tradición e incluso cualquier aptitud saludable ante la vida llevada al extremo puede convertirse en un grave problema y no quiero ser yo, ni este blog, el que hable de esta tan buena tendencia sin dejar claros los riesgos que tiene, como todo.

Ahora bien, dejando a un lado esos extremos a los que esperamos que no llegue ninguno de nuestros lectores, comer sano, de forma equilibrada y huyendo de los ultraprocesados es una auténtica maravilla.

Comida sana, organismo sano

Además, como es lógico, si comemos alimentos naturales nos nutrimos también de los múltiples beneficios que ellos pueden darnos. Y es que todos los alimentos, tomados en su justa medida, son beneficiosos para nuestro cuerpo, a no ser claro está que tengamos algún tipo de intolerancia, alergia o cualquier tipo de enfermedad para la que no esté recomendada la ingesta de cierto alimento o alimentos.

Por ejemplo, por muy sano que pueda ser comerse un buen plato de marisco de vez en cuando, si sufrimos de Gota, una enfermedad de tipo artrosis que afecta a las extremidades del cuerpo y cuya sintomatología va desde el dolor agudo hasta la hinchazón, tal vez sea mejor que nos tomemos una buena bandeja de verdurita asada o una rica tosta casera de pan integral con queso, antes que la mariscada.

Pero si estamos sanos, y nuestro médico de familia  especialista no nos recomienda que evitemos ciertos alimentos o nutrientes, entonces lo ideal es comer de todo, de forma equilibrada, y beneficiarnos así de todo lo que esos alimentos pueden proporcionarnos.

Incluso podemos aumentar la ingesta de ciertos alimentos con el fin de paliar algún problema de nuestro organismo, siempre y cuando nos haya visto un médico previamente claro está. Por ejemplo, ¿sabíais que el ajo es antibiótico? ¿o que los cítricos son energizantes?

Pues del mismo modo en el que cuando tenemos carencia de una vitamina el médico puede recetarnos la ingesta de ese tipo de vitamina concreto, cuando tenemos alergia podemos optar por ingerir extractos de ciertos alimentos antialérgicos, por ejemplo. El extracto es la base del alimento de forma concentrada por lo que la ingesta de beneficios es mucho mayor que en la forma natural del alimento.

Tal y como nos explican en la web de Marenostrumtech, el extracto de Jara tiene propiedades antioxidantes, antiintflamatorias, antialérgicas, antivirales, antibacterianas y antifúnguicas. El extracto de morera es antiinflamatorio, antiséptico y antiviral y el extracto de melisa es tonificante y tranquilizante. Podéis ver las propiedades de otros extractos en su web, es realmente interesante.

Productos naturales

Pero no solo los extractos pueden ayudarnos a paliar ciertos problemas o a prevenirlos, hay ciertos alimentos que en su estado natural también son de gran ayuda. En realidad todos lo son, lo que pasa es que algunos lo son más que otros. Por ejemplo, ¿sabíais que la cantidad de antioxidante que tiene la Granada es realmente alta? Puede ayudarnos a mantener a raya los signos y síntomas de la vejez, ayudándonos así a envejecer con mejor calidad de vida.

Y el aceite de oliva, tan usado en nuestro país y tan característico de nuestros cultivos, tiene propiedades antibacterianas, mejora la salud intestinal, previene la artritis, mejora las funciones cognitivas, previene la diabetes tipo II e incluso el Alzheimer.

Aunque lógicamente es mucho más beneficioso cuando optamos por el alimento ecológico, natural, y no por el procesado o tratado.

La miel es  antimicrobiana y antiséptica, pero además su ingesta ayuda a la digestión y aporta vitaminas y antioxidantes, pero no todas las mieles son iguales, de hecho la mayoría de las mieles que encontramos en el supermercado son azúcar casi al 100%. Si queremos obtener todos los beneficios de la miel debemos asegurarnos de que la miel que consumamos sea miel ecológica. En Bonamel, expertos en miel ecológica, explican sus beneficios:

  • Es un endulzante saludable, mucho más que usar azúcar de mesa, aunque hay que dejar claro que tiene un alto volumen calórico.
  • Mejora nuestro sistema inmune ya que ayuda a eliminar los radicales libres del cuerpo.
  • Mejora nuestro rendimiento físico porque la miel ecológica es pura energía. Tiene un alto contenido de hidratos de carbono de rápida absorción que aportan al cuerpo mucha energía de forma rápida.
  • Es buena para la piel, nos aporta suavidad y luminosidad, pero además como es antibacteriana puede ayudar a tratar pieles atópicas.
  • Y además nos ayuda a dormir mejor porque estimula la producción de triptófano, que es un aminoácido esencial que nos ayuda a conciliar el suelo y a tener mejor humor.

Pero estos son solo algunos ejemplos de los beneficios que podemos obtener de forma natural a través de los alimentos. Y es que todos y cada uno de ellos tienen propiedades fantásticas para nuestro organismo. ¿Te animas a comer de forma saludable como nosotros?

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