La manera en la que está distribuida nuestra casa puede decir mucho de nosotros y afectarnos día a día sin que nos demos cuenta. El color de las paredes, el desorden y la iluminación de nuestros hogares o espacios de trabajo determina como podemos sentirnos ¿quieres saber cómo? Quédate y te lo contamos.
La psicología del color.
Se han realizado estudios que demuestran que los colores pueden hacernos sentir diferentes emociones y sensaciones diferentes, y es por ello que es lo más básico a la hora de elegir una buena decoración para nuestro hogar. Por ejemplo, la psicología del color explica que los colores chillones e intensos nunca deben de decorar las paredes de nuestro dormitorio porque no están relacionados con el descanso, sino a la energía y la fuerza, lo cual acabaría estimulando nuestra mente en lugar de darnos sensación de relajación.
La revista Vanitatis demuestra que mediante el uso correcto del color en la decoración podemos atraer esas sensaciones que queremos tener en nuestra habitación y nuestra casa. Lo único que debemos hacer es saber cómo aplicar estos principios a nuestro hogar según las tres tonalidades básicas del color: Tonos fríos, cálidos o calientes y neutros.
-Los colores fríos.
Las tonalidades frías son colores como el azul, verde y el morado. Estas tonalidades producen tranquilidad, paz, reposo y también felicidad y esperanza en el caso del verde, sobre todo.
El color verde también está relacionado a la naturaleza y por ello nos causa también una sensación de tranquilidad y reconexión con nuestro espíritu. El violeta y el morado está asociado a la espiritualidad y la feminidad, aunque también puede evocar tristeza junto con el azul, por lo que es importante saber combinar estos colores para evitar crear sensaciones tristes en nuestro hogar. Por otra parte, el uso de colores fríos es muy recomendado para espacios que queramos usar como un refugio para nuestra mente o para lograr enfocarnos más en nuestras tareas, por lo que son muy recomendados para dormitorios, salas de estar y despachos.
Combinar los colores fríos con colores pastel puede crear un espacio y unas sensaciones muy diferentes. El rosa pastel combinado con azul o blanco puede ser perfecto para crear un ambiente cargado de feminidad o un ambiente puro para la habitación de nuestro bebé, que le aporte paz y creatividad.
-Los colores calientes.
En contraposición a las tonalidades frías, las calientes provocan lo contrario; Fuerza, voluntad, ganas, vitalidad y emoción. Los colores rojos, naranjas y amarillos son considerados colores calientes, y son usados hasta en muchas empresas de comida rápida para evocar prisa a los clientes y poder tener la mesa libre cuanto antes.
Entre los colores calientes podemos encontrar que el amarillo, evoca sensación de riqueza ya que está relacionado directamente con el oro desde hace muchísimos años, lo que nos da a entender que las casas llenas de lujo tengan mucha decoración de tonos amarillos y dorados.
El rojo a su vez está relacionado con la pasión y es por ello que las barras de labios son en su mayoría de este color, ya que quieren transmitir la pasión de un beso mediante el maquillaje.
Podemos mezclar tonos fríos y calientes para crear muchas decoraciones diferentes, siempre y cuando sepamos mezclar los colores. Es importante saber, que, si mezclamos ambas tonalidades, nunca deben predominar los colores calientes, ya que éstos ya de por sí destacan mucho más y pueden acabar invadiendo el otro color creando una sensación confusa.
-Los colores neutros.
Los colores neutros son básicamente el blanco, el gris y el negro, aunque hay una gama de marrones, beises y cremas que también se consideran colores neutros. Son colores que combinan fácilmente con cualquiera de las tonalidades que hemos visto, pero que debemos tener en cuenta a la hora de decorar nuestro hogar ya que pueden causarnos sensaciones tristes o sombrías.
El blanco aporta luminosidad y crea un ambiente visualmente espacioso, pero a su vez el color negro puede aportar una sensación acogedora y oscura. Según su disposición pueden dar sensaciones dispares; por ejemplo, los espacios decorados con color blanco son perfectos para dar sensación de simpleza, sencillez y pureza por lo cual es perfecto para los hogares minimalistas (que tienen poca decoración) pero por ejemplo los hogares decorados con tonos negros o grises tienen a verse más pequeños y más oscuros, aunque lo iluminemos bien. El negro está relacionado con la elegancia, pero tanta pared negra puede crear sensación de que estamos viviendo en una cueva, así que mejor evitar pasarse con este color, y el color gris también puede dar sensación de un hogar aburrido y sin color si no sabemos usarlo en condiciones. Hay una manera de usar estos colores que pensamos serán una apuesta segura para tu hogar: Pintar una pared de fondo de uno de estos colores (el que más nos guste) y el resto pintarlas de blanco. Así tu salón reflejará luminosidad sin tener que estar tan monótona con un solo color ¿qué te parece?
Buena iluminación.
Puede que nuestra casa no tenga muchas ventanas o que por el contrario sí las tenga, pero esté situada en un lugar donde apenas da el sol, o dé a un patio interior… El caso es que la iluminación pobre siempre nos va a causar malas sensaciones.
La luz es muy importante para nosotros. Nos aporta una visión clara, nos da alegría y nos hace poder observar y disfrutar correctamente de nuestro hogar. ¿Cómo podemos iluminar nuestros hogares para sentirnos más a gusto? La clave se encuentra en saber dónde colocar las lámparas o luces para iluminar el lugar. Si pones una sola lámpara en el techo de una habitación grande, seguramente tu habitación acabe teniendo aspecto de interrogatorio, porque además la luz viene directamente desde arriba fortaleciendo las sombras en nuestros rostros. En el caso de una gran habitación se puede poner un par de lámparas de alta potencia y una lamparita alta en el suelo. Así la habitación estará bien iluminada y la luz no vendrá sólo de arriba.
En el caso de una cocina siempre se debe tener una correcta iluminación, aunque se pongan varias lámparas, es necesario, puesto que se debe de ver correctamente lo que se está haciendo a la hora de cortar verduras o manejar material en la cocina para evitar un accidente.
Las luces de una casa pueden ser de varios colores. Los más conocidos son los blancos y los amarillos. ¿Cuál aconsejamos? Para la mayoría de los casos, nos quedamos con el blanco. El color amarillo es un color que ilumina poco y que además crea sensación de calor, cosa que desfavorece al ambiente cuando estamos en verano. Además de esto, el color amarillento en las lámparas hace que veamos las cosas como si tuviéramos un filtro en la habitación; si quisiéramos echar una fotografía a algo en nuestra habitación con luz amarilla, probablemente acabaría comiéndose todos los colores de la foto. El blanco aporta mayor luminosidad y más claridad en el ambiente. Es cierto que podemos decir que existen excepciones ya que en lugares como las salas de estar o los dormitorios, el amarillo crea un ambiente más cálido y acogedor que el blanco, que es más frío. Al final, el color depende del gusto de cada persona y a cada uno suele transmitirle cosas diferentes, pero lo que sí podemos mantener al cien por cien es que un hogar oscuro y mal iluminado no hace bien a nuestra salud mental e incluso física, así que esperamos que mantengas bien iluminado tu hogar para encontrarte mejor.
Siempre puedes pedir asesoramiento.
Si todo lo dicho aquí no te ha quedado muy claro o no sabes bien como empezar a cambiar la decoración de tus muebles o tu casa, siempre puedes contar con la ayuda de un experto. ¿Quién se encarga de estas cosas? Los decoradores de interiores.
Ellos entienden perfectamente la psicología del color, el orden, la altura de los techos, la iluminación y todos los aspectos necesarios para que tu hogar tenga el aspecto que mereces o para cambiar algo y transformarlo en un lugar nuevo. Como dicen los expertos de la empresa Sergio Nistico, ellos se encargan de dar vida a tus ideas, ya que a pesar de que tengas una vaga idea de cómo quieres tu hogar, su trabajo es crearlo e incluso mejorarlo para ti.
Existen muchos programas en América y otros países que de hecho se dedican a reformar hogares que hacían infelices a sus inquilinos por su mala distribución y su pobre decoración, en los que los diseñadores de interiores se encargan de reformarlo y crear espacios personalizados para cada miembro de la casa para que empiecen a amar a sus hogares y se sientan tranquilos y seguros cada vez que entren por las puertas.
En definitiva, el cambio está en tu mano. Tu hogar habla de ti y de cómo te sientes, lo que tienes dentro y el cambio que necesitas, puedes empezar poco a poco y también puedes contratar a alguien que sin duda te ayudará de la mejor forma posible ¿Te animas?