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Cómo abrí mi primer negocio, y cómo puedes hacerlo tú también

Montar mi propio negocio fue una de las decisiones más emocionantes, y también más estresantes, que he tomado en mi vida. No soy ningún experto, simplemente un tipo joven con una idea, muchas ganas, y cero experiencia al principio. Pero lo hice. Me metí en este lío, sobreviví a la burocracia, aprendí a buscar ayudas, y encontré formas de financiar mi proyecto sin arruinarme en el intento.

Aquí te voy a contar, paso a paso, lo que hice (y lo que deberías hacer tú) si estás pensando en abrir tu propio negocio en España. Todo explicado de forma clara, sin rollos raros, sin palabras complicadas. Solo lo que necesitas saber para ponerte en marcha.

 

  1. Lo primero: tener clara tu idea y bajarla a tierra

Antes de empezar con papeles, impuestos y demás líos, tienes que tener muy clara tu idea de negocio. Parece obvio, pero muchos se lanzan sin tener esto bien claro en sus mentes. No va a bastar con decir «quiero montar una tienda de ropa» o «voy a abrir una cafetería». Tienes que hacerte preguntas concretas:

  • ¿Qué problema resuelve mi negocio?
  • ¿A quién me voy a dirigir?
  • ¿Cuánto me va a costar arrancar?
  • ¿Dónde voy a estar?
  • ¿Qué me diferencia de los demás?

Cuando respondí a todo esto, hice una especie de mini plan de negocio. Nada súper elaborado, pero sí con lo básico: descripción del negocio, análisis de la competencia, presupuesto inicial y estimación de ingresos y gastos. No hace falta hacer un documento de 50 páginas, pero sí tener algo que te permita no ir a ciegas.

 

  1. Elegir la forma jurídica: autónomo o sociedad

Aquí viene una de las decisiones importantes: ¿te das de alta como autónomo o montas una sociedad?

Autónomo: Es la opción más sencilla y rápida. Si estás empezando solo y no necesitas hacer una gran inversión, puede ser suficiente. Darse de alta es gratuito (aunque hay que pagar la cuota mensual) y puedes empezar a operar rápido.

Tendrás que darte de alta en Hacienda (modelo 036 o 037) y en la Seguridad Social.

Sociedad limitada (SL): Si vas a tener socios, quieres proteger tu patrimonio personal o necesitas una estructura más profesional, puede que te interese crear una SL. En este caso, necesitas un capital mínimo de 3.000 euros, escritura pública ante notario, inscripción en el Registro Mercantil, CIF de la empresa… Es más lento y más caro, pero también más sólido si el negocio crece.

En mi caso, empecé como autónomo para probar y, al cabo de un año, pasé a SL porque ya necesitaba otra estructura. Puedes hacer lo mismo, no hay una opción mejor que otra. Depende de tu situación.

 

  1. Darse de alta: Hacienda y Seguridad Social

Cuando ya tienes clara la forma jurídica, hay que ponerse con los trámites. Estos son los pasos básicos:

Alta en Hacienda: Tienes que presentar el modelo 036 o 037 (este último es más sencillo) para darte de alta en el censo de empresarios. Ahí defines tu actividad, el régimen de IVA e IRPF que vas a usar, y algunos datos fiscales. Puedes hacerlo online con certificado digital.

Alta en la Seguridad Social: Si eres autónomo, debes darte de alta en el Régimen Especial de Trabajadores Autónomos (RETA). Lo puedes hacer online también, y tienes un plazo de 60 días antes de iniciar la actividad. A partir de ahí, pagarás tu cuota mensual (aunque hay bonificaciones, de eso hablamos ahora).

Licencias y permisos: Depende de tu actividad, puede que necesites una licencia de apertura del ayuntamiento. Por ejemplo, si vas a montar un local, una cafetería, o algo con atención al público, es imprescindible. Infórmate bien en el ayuntamiento de tu ciudad, porque cada uno tiene sus normas.

 

  1. Bonificaciones y ayudas para nuevos autónomos

Una buena noticia: en España existen ayudas para la gente que empieza. No todo es burocracia y pagar impuestos. Aquí te dejo algunas de las que me ayudaron:

Tarifa plana de autónomos: Durante los primeros 12 meses, pagas una cuota reducida a la Seguridad Social. En la mayoría de los casos es de 80€ al mes. Después sube progresivamente, pero al principio es un alivio.

Ayudas autonómicas: Cada comunidad autónoma tiene sus propias ayudas. Algunas te dan subvenciones directas para arrancar, otras te ayudan con la digitalización, contratación o formación. Yo, por ejemplo, recibí una pequeña subvención por establecerme como autónomo en mi ciudad. Consulta siempre la web de tu comunidad.

Capitalización del paro: Si estás en paro, puedes usar lo que te queda del subsidio para invertirlo en tu negocio. Es lo que se llama capitalización del desempleo. Hay que pedirlo antes de darse de alta, y se puede cobrar todo junto o usarlo para pagar las cuotas mensuales.

 

  1. Financiación: cómo conseguir dinero para empezar

Aquí viene una parte clave: ¿Cómo financiar tu negocio si no tienes miles de euros en el banco? Yo me encontré con este problema desde el principio, así que, investigando, le tuve que preguntar a la empresa Workcapital, una entidad financiera independiente, ubicada en Valencia, que me dio los siguientes consejos:

Ahorros personales: Obvio, pero no siempre es suficiente. Yo usé parte de mis ahorros, pero no llegaba.

Préstamos bancarios: Puedes acudir a un banco a pedir un préstamo personal o uno específico para emprendedores. Suelen pedir un plan de negocio y garantías, así que no es tan fácil si estás empezando sin avales.

Ayudas públicas y subvenciones: Hay líneas de financiación pública como las del Instituto de Crédito Oficial (ICO), ENISA o programas de tu comunidad autónoma. Los ICO, por ejemplo, son préstamos con condiciones favorables para pymes y autónomos. Algunos no exigen aval, pero es más fácil conseguirlos si ya tienes algo de trayectoria.

Factoring y líneas de liquidez: Una opción interesante para empresas que trabajan con otras empresas es el factoring. Básicamente, cobras por adelantado tus facturas. Así, no tienes que esperar 30 o 60 días a que te paguen. También existen líneas de liquidez para pymes que permiten mantener la actividad sin tener que recurrir a créditos tradicionales.

Business Angels o inversión privada: Si tu proyecto tiene potencial de crecimiento y escalabilidad, puedes buscar inversores privados. Hay plataformas donde presentar tu idea, aunque no es fácil que alguien apueste por ti sin algo sólido detrás.

Crowdfunding: También puedes financiarte con pequeños aportes de muchas personas a través de plataformas online. Es ideal para productos o ideas originales que puedan llamar la atención del público.

En mi caso, combiné un pequeño préstamo, parte del paro capitalizado y una ayuda de la comunidad autónoma. Fue una mezcla, pero funcionó.

 

  1. Obligaciones fiscales y contables

Una vez que estás en marcha, empieza la parte menos divertida: cumplir con tus obligaciones. Es decir, declarar impuestos, llevar la contabilidad y presentar los modelos correspondientes.

Estos son los básicos si eres autónomo:

  • IVA (modelo 303): Trimestralmente, declaras el IVA que has cobrado y el que has pagado.
  • IRPF (modelo 130): También trimestral, declaras tus ingresos y gastos para calcular el impuesto sobre la renta.
  • Resumen anual de IVA (modelo 390) y otros modelos como el 347 (operaciones con terceros).

Si tienes una SL, la cosa es un poco más compleja: necesitas llevar una contabilidad más estricta, presentar el impuesto de sociedades, libros contables, etc. Aquí te recomiendo contar con un gestor o asesor desde el principio. Es un gasto, sí, pero te quita muchos dolores de cabeza.

 

  1. Contratar a alguien (si llega el momento)

Al principio seguramente trabajes solo, pero si tu negocio crece, puede que necesites ayuda. ¿Cómo sabes si ha llegado el momento de contratar? Muy sencillo… Debes contratar a alguien cuando te llega un volumen de trabajo constante, con ingresos constantes que empiezan a triplicar lo que gastas en impuestos y cosas de la empresa y te dejan un amplio margen de beneficios. Y, por supuesto, cuando tu solo ya no puedas con tanto, o quieras empezar a trabajar junto a alguien y delegar tareas.

Te digo esto porque contratar a alguien implica nuevas obligaciones: alta en la Seguridad Social, nóminas, cotizaciones, prevención de riesgos laborales… Y todo eso va a costar bastante dinero.

La buena noticia es que existen bonificaciones por contratar a ciertos perfiles (jóvenes, parados de larga duración, etc.). Infórmate bien antes de contratar, porque puedes ahorrarte una buena cantidad si cumples los requisitos.

 

Conclusión: sí, se puede, aunque cueste

Montar un negocio en España no es un paseo, eso te lo digo desde ya. Hay trámites, papeleo, momentos de agobio y noches sin dormir. Pero también hay satisfacción, aprendizaje y la libertad de construir algo propio.

Mi consejo es que no te dejes llevar por el miedo. Infórmate bien, rodéate de gente que te pueda asesorar (aunque sea al principio de forma informal), y da el paso. El sistema no es perfecto, pero hay ayudas, hay opciones de financiación, y cada vez más recursos para emprendedores jóvenes.

Si yo pude empezar desde cero, tú también puedes. Solo hace falta una buena idea, algo de preparación, y muchas ganas de currar.

¿Tienes alguna pregunta o estás a punto de empezar? Escríbeme, me encantará ayudarte con lo que aprendí por el camino.

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