shutterstock_115871614reducida

Saludable por dentro y por fuera

Muchas veces adoptamos medidas saludables para cuidar nuestro cuerpo, nuestra belleza o nuestro estado físico y no nos damos cuenta de que nos olvidamos de cuidar una de las partes más importantes de nuestro cuerpo: la mente. En ocasiones, si tenemos un estado anímico óptimo, no necesitamos de mucho más para sentirnos bien por dentro y por fuera, pero parece que lo olvidamos con facilidad.

Mantener un estado anímico positivo resulta, en ocasiones, casi imposible. La vida nos da duros golpes que a veces no podemos ni ver llegar y, cuando nos damos cuenta, ya nos ha tirado al suelo con un buen mazazo. Eso, probablemente, es inevitable, pero una vez soportado el golpe tenemos dos opciones: permanecer en el suelo o levantarnos y, lógicamente, la segunda opción es mucho más saludable que la primera.

La psicóloga Marisa Hernández de Zaragoza es experta en terapias especializadas en la autoestima y, gracias a este tipo de tratamientos, ha visto a pacientes venirse arriba desde lo más hondo de un pozo, y lo que es aún más importante: aprender a no volver a caer. Dar a los pacientes las herramientas para comprenderse e incluso para “verse venir” es de vital importancia para evitar que caigan una y otra vez golpeándose en la misma piedra.

No podemos evitar los duros golpes de la vida, pero si podemos aprender a mantener el equilibrio. Si no te caes, es mucho más fácil volver a subir, porque el recorrido es mucho más corto que si estás abajo, en el suelo, o hundido en el fango.

La pérdida, un factor desencadenante

Los expertos, sin embargo, advierten de que un gran porcentaje de la población que cae en profundas depresiones, lo hace por un desencadenante común: el fallecimiento de una persona muy querida.

Todos, en mayor o menor medida, tenemos problemas que nos pueden llevar a tener una pequeña depresión, pero la diferencia entre los que caen en ella y los que no lo hacen puede ser ese desencadenante: algunos, directamente, no lo sufren nunca: otros lo sufren pero saben sobrellevarlo y hacerle frente; y otros, los que menor autoestima tienen, son los que sufren ese golpe y acaban hundiéndose sin remedio alguno.

Ese desencadenante puede ser muy diferente para unos y para otros pero, como veíamos hace un momento, un gran porcentaje de nuestra sociedad cae irremediablemente ante el fallecimiento (inesperado o no) de un ser querido cercano.

De hecho, estos expertos señalan que en un primer momento solemos aguantar el tipo hasta acabar con todo el papeleo que estos incidentes traen consigo, e incluso hasta tener cerrado el tema de la herencia, pero una vez que todo ha acabado, es cuando estallamos y dejamos salir la pena y la tristeza que, en aquellos que no saben manejarlas, son decisivas para iniciar la depresión.

La Notaria Alicia Velarde Valiente asegura que en esos casos han de tener un tacto especial al tratar con el cliente, pero que no todos los notarios, o bufetes de abogados, lo tienen. “En ocasiones pienso que, durante la carrera universitaria, deberíamos tener una asignatura troncal (obligatoria) sobre psicología, para saber tratar con tacto estos temas” afirma María del Mar Bertomeu, notaria catalana con más de 20 años de experiencia.

Y es que muchos usuarios se quejan, a posteriori, del trato recibido por algunas notarías y funcionarios que sólo ven en ellos a clientes con papeleo que han de solucionar, igual que si fuera papeleo por hipotecas o una compraventa.

Obviamente, el trato recibido por parte de notarías y abogados no es lo que detona la posterior posible depresión, pero sí puede ser un factor más a tener en cuenta. ¿Sería posible formar a funcionarios y profesionales que manejan temas tan delicados en cursos de psicología? ¿Sería viable? Probablemente ganaríamos mucho todos con algo así.

De todos modos, y dejando a un lado la actuación de ciertos profesionales, la realidad es que para saber manejar este tipo de situaciones hay que tener mucha entereza y conocerte a ti mismo. Debemos aceptar la ley de la vida y seguir adelante, algo que a algunos nos cuesta demasiado.

Compartir esta publicacion

Mas articulos