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Las piscinas de sal y sus verdades (o mitos)

Hasta hace unos años, las piscinas se desinfectaban con cloro. El mantenimiento del agua se realizaba con productos químicos y no existía otra alternativa. Sin embargo, surgió la posibilidad de realizar el mismo proceso pero sin elementos químicos y con un producto natural y al alcance de cualquiera: la sal. La cloración salina consiste en un proceso mediante el cual, la sal se convierte en cloro. Para que esto sea posible, la piscina de sal, utiliza dos elementos: cloruro de sodio y energía eléctrica. Al entrar en contacto con la electricidad, la sal se oxida transformándose en hipoclorito de sodio o cloro natural que, terminará por convertirse en cloro activo, al entrar en contacto con el agua. De esta manera, las sal es perfectamente capaz de destruir algas y bacterias, como si se utilizara cloro inicialmente.

Las piscinas de sal, hace que los usuarios de piscinas se planteen una serie de dudas sobre su eficacia y la necesidad de hacer un cambio de clorador en sus piscinas. Los expertos en sal para piscinas de  Alati Oceánica, nos han hablado sobre esos mitos y verdades sobre las piscinas que se desinfectan y mantienen con sal en lugar de cloro. Algunas de esas preguntas frecuentes surgen en torno al coste, su mantenimiento, si el agua el resultado es un baño en agua salada… Lo cierto es que la cloración salina es una manera eficaz y potente de desinfectar la piscina y eliminar las sustancias contaminantes que contiene el agua, sin dejar residuos químicos ni contaminación.

Uno de los aspectos que más preocupa a la hora de cambiar el método de cloración, redunda en el tipo de sal que hay que utilizar para el proceso de desinfección. En realidad, cualquier tipo de sal es válido para hacer funcionar el clorador. Sin embargo, los efectos de la misma sobre el agua y el equipo, son diferentes en función del tipo de sal. Por esta razón, lo mejor es consultar a un profesional para que indique cual es la mejor opción y así conseguir una buena limpieza y desinfección del agua, al mismo tiempo que se mantienen los equipos en perfectas condiciones.

En realidad, el funcionamiento de los sistemas de cloración salina son bastante sencillos. Tan solo hay que filtrar el agua y, mediante el proceso de electrolisis se produce el cloro que limpiará la piscina. Su puesta en marcha se realiza en dos sencillos pasos: añadir cuatro o cinco kilos de sal pura por cada mil litros de agua y conectar el clorador de la depuradora.

Falsas creencias en torno a la cloración salina

A muchos les gustaría tener su propia piscina de agua marina. Sin embargo, aunque la cloración salina se basa en hacer la limpieza del agua utilizando sal, la concentración es tan baja que apenas se percibe. Se trata de una cantidad inferior a la que posee el agua del mar, menos de un diez por cien, por lo que no reseca la piel o el cabello ni irrita los ojos.

La forma de transformar el agua dulce en salada es añadir sal al principio de la temporada, en una proporción de cinco kilogramos por metro cúbico. Una vez la sal se ha disuelto, el sistema puede funcionar aunque la temperatura no debe ser menor a quince grados. El agua pasa por la depuradora y a continuación por el clorador en el que se produce la electrolisis que hace que la sal se convierta en cloro. El resultado no es una piscina de agua salada pues la sal, apenas se aprecia.

Otra falsa creencia, es que el agua salada deteriora la vegetación y las instalaciones donde se encuentra la piscina. En este caso, pasa lo mismo que con la creencia de que se trata de un baño en agua salada, la cantidad de sal es tan baja que no es posible que se vean afectados ni las plantas ni el césped. De igual manera tampoco es posible que se estropeen los materiales con los que se fabrican las piscinas.

Tampoco es necesario realizar un mantenimiento más complejo y costosos como se tiende a creer. La cloración salina es un sistema muy sencillo en su mantenimiento, puesto que no requiere de cuidados constantes ni es necesario añadir productos al agua. La sal se pone una vez al principio de la temporada y se reutiliza de manera constante, por lo que no hay que añadirla nuevamente. Eso no quiere decir que haya que olvidarse totalmente de su mantenimiento.

Tal vez pueda llegarse a pensar que se trata de un sistema complejo en su instalación. Algo que tampoco es cierto. Instalar un sistema de cloración salina no es difícil. Basta con colocar el clorador en la tubería de retorno de la piscina haciendo posible que el agua pase por la célula tras su filtrado. El trabajo previo consiste en cortar el tubo, insertar el clorador salino antes del filtro y unir nuevamente. Posteriormente, habrá que instalar el resto de elementos y hacer las conexiones eléctricas pertinentes para que el sistema funcione al mismo tiempo que la depuradora.

Certezas irrefutables sobre la cloración salina

A parte de tratarse de un sistema de desinfección ecológico, si se quiere tener un agua libre de bacterias, hongos y microorganismos en la piscina, la sal es un excelente aliado. Como sea, para mantener el agua libre de contaminantes, hay que utilizar cloro que es un desinfectante imprescindible. Ahora bien, con el método tradicional se añadía el mismo en forma de productos químicos fabricados al efecto, mientras que con la cloración salina, se aprovecha el cloro natural presente en la sal común, (véase cloruro sódico). Para hacer esto posible, se utiliza el clorador salino que no es otra cosa que un aparato que permite el paso del agua de la piscina. En su interior lleva incorporados unos electrodos que hacen que se descompongan las moléculas de sal previamente añadida al agua. De esta manera tan sencilla, se produce un cloro ecológico y natural. A este proceso, se le conoce como electrolisis y permite que el cloro desinfecte el agua a su paso por el clorador, volviendo sus moléculas a unirse posteriormente.

La cloración salina es válida y apta para cualquier piscina, estén fabricadas en el material que sea. No se requiere ningún tipo de preparación previa, salvo la instalación del clorador en la tubería, como ya hemos comentado con anterioridad.

Gracias a este sistema de depuración, se ahorra bastante en productos químicos para el mantenimiento de la piscina. Uno de los mitos más extendidos respecto a la cloración salina es su supuestamente coste elevado en comparación con la limpieza tradicional a base de cloro químico. La realidad nos dice otra cosa, pues si bien es cierto que, para instalar el equipo de cloración salina, es necesaria una inversión, posteriormente, el ahorro es considerable. No es necesario añadir más productos al agua una vez que echas la sal por primera y única vez, puesto que se reutiliza de manera continua.

Además, el mercado ofrece un amplio abanico de sistemas de cloración con diferentes prestaciones y precios para facilitar la elección en función de las necesidades de cada piscina. Existe la posibilidad de que el clorador salino incorpore extras como reguladores automáticos e cloro y pH o un sistema autolimpiable que pueden hacer que se incrementen los costes.

Como se puede observar, se trata de un sistema de desinfección y limpieza muy ventajoso. Tanto a la hora de hacer una excelente y eficaz desinfección del agua como en cuestiones ecológicas. A parte de que al producirse un cloro natural, los ojos, piel y cabello de los bañistas no sufren las consecuencias que genera el cloro químico: picazón, ojos rojos, sequedad… Es adecuada para personas que tienen piel atópica y la ausencia de residuos químicos evita el desagradable olor del cloro de laboratorio.

La cloración salina consiste en un método de limpieza que se produce de manera continua, procurando unos niveles óptimos y estables de desinfección en el agua. Se evitan los picos de cloración que produce el cloro químico y es posible utilizar la piscina mientras el clorador se encuentra en funcionamiento. Por otro lado, se trata de una solución ecológica y sostenible, pues la misma sal se utiliza en un proceso continuo y sin fin, mientras que el clorador, no conlleva un elevado consumo de energía. Razones ambas, por las cuales la cloración salina, se considera un método de limpieza y desinfección sostenible.

Uno de los aspectos más importantes a considerar es el tipo de sal a utilizar. Como ya hemos dicho, sirve cualquier tipo de sal, aunque cuanto más tratada y limpia este la sal, más limpia y desinfectada quedara el agua de la piscina. Lo que se traduce en la pureza de la misma. A mayor pureza de la sal, mayor limpieza y longevidad de las células electrolíticas del clorador. Puesto que la sal en gran cantidad, solo se va a echar una vez, merece la pena hacer una buena elección al respecto y elegir la sal con mejor calidad posible.

En cualquier caso, consultar con un profesional es siempre la mejor manera de elegir el clorador salino y la sal que harán que nuestros baños en la piscina estén libres de impureza.

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