Solo hay que echar un vistazo al pasado para comprobar que todo ha cambiado. No sabríamos si decir que mejor o a peor, pero todo ha cambiado. Las series de televisión como Cuéntame Cómo Pasó o programas cómo ¿Dónde estabas entonces? así lo reflejan. El deporte, la gastronomía, la política, las relaciones, los trabajos…nada tiene que ver con lo que ocurría en España antes de llegar al nuevo milenio. Y las bodas no son un fenómeno que haya sido diferente. Por eso vamos a hacer un análisis de cómo son ahora las bodas del siglo XXI y, sobre todo, en qué han cambiado.
Las últimas estadísticas dicen que los españoles se casan más tarde. En los últimos años a las españolas les cuesta cada vez más decidirse a dar el “Sí, quiero” y la tendencia parece no cambiar según las últimas cifras oficiales. De hecho, de celebrar el enlace con 29 años y 3 meses de media hace una década, en la actualidad la edad con la que se contrae el primer matrimonio supera ya los 34 años. El juzgado ha ganado mucho terreno, aunque las bodas por la iglesia siguen siendo las más deseadas. Eso sí, casarse por el juzgado es más caro que por la iglesia.
El banquete de boda ha cambiado mucho. Ya nos olvidamos de esos menús largos y largos. Ahora se apuesta más por un lunche de bienvenida, para dar paso a un menú formado en su mayoría por un entrante, un plato principal y un postre. Eso sí, ha cambiado el formato de la fiesta. Ahora se lleva lo de barra libre hasta que se acaba el mundo, y que durante el tiempo de baile y copas, llegue la famosa recena. No puede faltar tampoco un DJ que ponga música, nada de ponerlo en sesión enlatada. Y por supuesto, si eres aficionado al flamenco, no puede faltar el típico grupo de cantante con dos amigos que tocan la guitarra y la caja. Seguro que has estado en muchas bodas de esta manera. ¿Verdad?
El fotógrafo
La sesión de fotos y de vídeo también ha cambiado de manera radical. Ya no son estas típicas fotos estáticas, sin decir nada, que nos aburrían verlas en un portafotos. Ahora contratar un buen profesional, como puede ser el caso de Filmworks, supone toda una experiencia. El fotógrafo ha pasado a ser uno más en la boda. Una persona al que le gusta implicarse al máximo, conocer a los novios y escucharles para saber lo que esperáis de él, es el único secreto, tener la sensación de que vas a trabajar a la boda de unos amigos a los que aprecias y con los que te vas a emocionar.
Estamos en “la era de la oferta” y a pesar de que se entiende que el precio siempre es un factor determinante a la hora de escoger fotógrafo de Boda, en algunos aspectos no se puede escatimar dinero. Depende de las localizaciones, las horas y las características de la boda.
La forma de trabajar ha cambiado mucho. Por ejemplo, este fotógrafo todas las fotografías que realiza se editan, corrigiendo si es necesario el balance de blancos, la exposición, el color o el cuadro y aportando además matices artísticos como puntos de luz, viñeteo o recorte de negros que dan a cada instantánea algo especial. Este proceso hoy en día es necesario y aunque conlleva un tiempo es otro factor que te diferencia.
Respecto a la videografía, se necesita invertir muchas horas en la postproducción y etalonaje (corrección de color) para conseguir un producto digno. El montaje de vídeo es un proceso difícil de medir en tiempo, pues requiere también de inspiración. Detrás de un video de 7 minutos pueden haber varias semanas de trabajo.
Bodas por interés
Afortunadamente lo que ha disminuido son las bodas que se realizan por interés. Justicia rechazó en 2006, 259 matrimonios de conveniencia Todas estas bodas de interés (o de complacencia, como las llama Justicia) se producen entre un español y un extranjero. A veces por amistad, otras (la mayoría) por dinero, mucho dinero. En el nuevo siglo parecen que ya no son tantas.
¿Qué te parecen cómo han cambiado las bodas? ¿Crees que son mejores o peores que las del siglo pasado?